Hace un par de semanas me ocurrió otra de esas casualidades en las que escojo dos películas al azar y acaban teniendo alguna cosa en común. En esa oportunidad vi Hell or high water la noche siguiente de haber visto True Grit, ambas historias con la participación de Jeff Bridges y ambas ubicadas en el Oeste americano, si bien no en la misma época.
Ambientada en el siglo XIX, True Grit cuanta la historia de Mattie Ross (Hailee Steinfeld) una chica de catorce años que después del asesinato de su padre, decide encargarse de hacer justicia personalmente y para ello decide contratar a un sheriff que la ayude a cazar a Tom Chaney (Josh Brolin), el asesino de su progenitor. Pregunta aquí y allá hasta dar con el nombre de Rooster Cogburn (Jeff Bridges), un hombre mayor, borracho, con un parche en el ojo, excelente pistolero, juzgado y cuestionado en varias oportunidades por cazar fugitivos que nunca regresan con vida. Siempre parece haber una excusa, una versión en la que Cogburn relata cómo mató al fugitivo en defensa propia, aunque no todos creen su historia. Con insistencia y tenacidad, Mattie logra convencer a Cogburn de que acepte su encargo tras ofrecer pagarle la alta suma que él pide, pero la testaruda adolescente quiere acompañarlo y estar allí cuando alcancen a Tom Chaney. A pesar de las negativas de Cogburn y de sus intentos por deshacerse de ella, no lo consigue y ambos se ponen en camino, entrando al peligroso territorio indio para dar caza al asesino.
Pero no están solos. Cogburn ha decidido aliarse con LaBoeuf (Matt Damon), un ránger de Texas que también busca a Chaney (por el asesinato de un senador) y con quien la propia Mattie había tenido ya un encuentro para nada agradable. A lo largo de la historia ocurren disputas entre ellos, encuentros y desencuentros, acuerdos y desacuerdos, cambios de opinión, discusiones y hay espacio para la redención de más de uno de estos violentos personajes.
Se trata de un western en toda regla, con caballos, ranchos, tabernas, cacerías en territorios peligrosos, bandas de delincuentes, asaltadores y por supuesto armas de fuego y disparos. Muchos disparos. La película, escrita y dirigida por los hermanos Coen (Ethan y Joel) es una adaptación de una novela de Charles Portis que ya había sido llevada al cine en 1969, con John Wayne como protagonista, nada más y nada menos. Es decir, se trata de un remake y me lamento un poco no haberlo sabido antes porque siempre prefiero ver primero las versiones anteriores.
True Grit es una historia de venganza, promovida por una niña de catorce años y continuada por dos hombres adultos quienes, cada uno a su manera y por diferentes razones, desean cazar al fugitivo. Las actuaciones son increíbles, lo de Hailee Steinfeld como Mattie es para quitarse el sombrero. Yo ignoraba que ella fuese también actriz porque la conocí como cantante (una de sus canciones más sonadas es Capital Letters, incluida en el soundtrack de una de las partes de la trilogía de 50 shades of grey) y la verdad es que interpreta su papel de gran manera, recibiendo una merecida nominación al Oscar como Mejor actriz de reparto. Jeff Bridges también fue nominado por su papel y el actor estuvo soberbio en esta nueva colaboración con Joel Coen, con quien ya había trabajado en la icónica The Big Lebowski. Incluso, Matt Damon, quien no es santo de mi devoción, logra un papel convincente como ranger de Texas, con su uniforme, un acento propio para su papel y una actitud dura en el cumplimiento de la ley.
Sonido, guión adaptado, fotografia, dirección, película, True Grit recibió en total 10 nominaciones a los premios de la Academia ¡10! y ¿cuántas estatuillas obtuvo? Ninguna. Parece sorprendente que una película como esta se vaya 0-10 en los premios Oscars, pero hay precedentes: Gangs of New York y The Irishman, ambas de Scorsese, se fueron con 0 de 10 posibles y los dramas Turning point de 1977 y The color purple de 1985, esta última dirigida por Steven Spielberg (!) se fueron con igual número de triunfos, pero con una nominación adicional, para un total de once.
La derrrota de True Grit en esa edición se debió en parte a que los hermanos Coen tuvieron que hacer frente a The King's Speech, Inception y The Fighter (grandes películas, con gran producción e increíbles actuaciones), por lo que no pudieron emular el éxito de tres años antes cuando, en 2007, se llevaron cuatro estatuillas doradas con No country for old men: mejor guión adaptado, mejor actor de reparto (Javier Bardem) y las dos categorías principales de la noche: Mejor Dirección y Mejor Película.
Se trata entonces de una gran historia, con buenas actuaciones, excelente producción y una muy buena dirección a cargo de los experimntados hermanos Coen, artífices de Inside Lewyn Davis (recomendada) y la ya mencionada No country for old men; pero a ello hay que sumar que Joel Coen ya había dirigido Fargo (Oscar al mejor guión original), The Big Lebowski (película de culto) y The man who wasn't there (una que aún tengo pendiente por ver), entre otras. Es decir, que si se encuentran por allí con una película de los hermanos Coen, o de Joel Coen en solitario, no duden en verlas (en especial las mencionadas) porque logran crear y contar grandes historias de excelente manera, mezclando distintos géneros. Y si lo desean, pueden comenzar con este western.
Reseñado por @cristiancaicedo
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