Nuestra parte de noche (Literatura): una historia de amor y oscuridad

Siempre me he declarado seguidor de la editorial Anagrama (España) por haberme acercado a autores que de otra manera no habría conocido, entre ellos Alessandro Baricco, Amélie Nothomb, Bernard Schlink y el mítico Roberto Bolaño, hoy editado por Alfaguara. Por ello, confío en el sello y en los autores que publica, aunque no los haya leído antes. Leer una sinopsis llamativa que vaya respaldada con el sello de Anagrama, es suficiente para que anote el título en mi lista de futuras lecturas.

Fue así como hace meses anoté el título Las cosas que perdimos en el fuego, un libro de relatos de la escritora argentina Mariana Enriquez, el cual pensaba retirar en el Bibliometro de Santiago en mi próxima visita, pero entonces comenzó la cuarentena y cerraron los módulos de libros como parte de las medidas sanitarias. Con esa decepción en el historial, no desaproveché la oportunidad que tuve al ganarme un descuento en una librería virtual que contaba en su catálogo con la novela más reciente de la misma autora, Nuestra parte de nohe, con la que el año pasado obtuvo el Premio Herralde de Novela, máximo galardón que entrega la editorial Anagrama una vez por año y que han obtenido joyas como La enfermedad de Alberto Barrera Tyzska y Los detectives salvajes de Roberto Bolaño. Comencé a sumar: Anagrama + Novela + Mariana Enriquez (autora que ya estaba en mi lista por leer) + Premio Herralde + descuento especial en mi compra = ese libro sería el elegido.

Lo primero que debo decir es que no me gusta mucho el terror, ni en las películas ni en los libros. No tengo nada en su contra, es sólo que la mayoría de las historias en el género están gastadas (sobre todo en el cine) y me aburren. Son pocas las historias de terror que han llegado a gustarme en la pantalla y en el papel. King no me parece tan bueno como dicen (aunque le reconozco que es muy prolífico y posee gran talento imaginativo) y llamar a Lovecraft el heredero de Poe me parece algo exagerado porque su obra no tiene méritos Literatios. Sí admiro y respeto muchísimo lo del escritor de Ligeia, pero creo que después de Poe no ha habido otro escritor que, con historias de terror, horror y misterio, haya logrado impactarme como él. Es importante destacar estos antecedentes porque Mariana Enriquez escribe cuentos y novelas de terror, incluso una obra suya de no ficción relata sus visitas a cementerios.

Por otro lado, me gusta leer a los autores en el orden en que han publicado sus obras, en la medida de lo posible; así que leer su novela más reciente y más extensa que sus trabajos previos (667 páginas) significó atreverme a salir de mi zona de confort en varios sentidos. Nuestra parte de noche, según está publicado en la página oficial de la editorial, trata sobre "La herencia, el deseo de pervivir, la paternidad, el horror, lo íntimo y lo político" y yo suscribo cada una de esas palabras. La historia empieza con Juan, un hombre que acaba de perder a su mujer en un trágico accidente y huye en un vehículo con su único hijo para protegerlo. Están en la Argentina de principios de los ochenta, los años de la junta militar y una época un poco convulsa en la historia del país. Sin embargo, Juan no quiere proteger al pequeño Gaspar de los militares o los políticos (aunque todo está relacionado) sino de La Orden, una secta que realiza ceremonias y rituales para convocar a la Oscuridad a través de un médium, en busca del secreto de la vida eterna. Juan es el médium.

Lo ha sido durante décadas, desde que era muy chico. Allí conoció a Rosario, la madre de Gaspar y a causa de los rituales en los que él era la pieza clave, llegó a conocer bien lo que hay en el otro lado y a desarrollar capacidades y poderes especiales. Sin embargo, la exposición a esa materia densa y oscura lo merma cada vez más, tanto física como mentalmente y muchas veces lastima a quienes están cerca de él, incluido su hijo. Juan no quiere escapar de la Orden por él, sino por su hijo. Poco le importa morir - cree que es la unica manera de proteger al pequeño - pero lo que más desea en el mundo es mantener a Gaspar alejado de las garras de la Orden, qu también es familia de Rosario, para que no sufra su mismo destino.

La historia está plagada de rituales, leyendas, símbolos, mitos, episodios violentos, asesinatos, mutilaciones, seres sobrenaturales, oscuros y extraños (algunos los imaginé como las criaturas que aparecen en Aterrados, película argentina de 2018), ecos, brujas, lugares religiosos profanados , amuletos, lenguajes antiguos, fantasmas, miembros amputados, osamentas... todo envuelto en un aura permanente de temor e incertidumbre. Mantener ese tono durante casi setecientas páginas no es fácil y tiene mucho mérito lo de Enriquez quien, alternando voces narrativas y usando un tiempo no lineal, logra atrapar al lector que, intrigado, pasa las páginas a gran velocidad.

Ante el eterno debate entre literatura de género y Literatura, colocando en la base el primer concepto con autores como Stephen King o Carlos Ruiz Zafón y en la cúspide a los titanes literarios, como Cortázar o Borges, yo diría que Mariana Enriquez se encuentra a medio camino, quizás un poco más cerca de la cima (aunque no mucho) porque si bien su obra es una novela de género, posee rasgos interesantes, una prosa limpia, directa, sin moralejas ni prejuicios, inclusiva, maneja bien las polifonías, logra provocar en el lector las emociones necesarias sin imponérselas con exceso de adverbios o adjetivos (como hace Lovecraft) y ha logrado construir un universo propio y una voz única, alimentada con múltiples lecturas y referencias literarias, ocultistas, mitológicas y de leyendas provenientes de diferentes partes del mundo. Aunque muchos ven en ella influencias de Julio Cortázar, creo que tiene mucho más del uruguayo Horacio Quiroga, por lo menos en esta novela: el terror, la selva, la enfermedad, la locura, el misterio de lo irracional, todo fue trabajado previamente por el autor de El almohadón de plumas y La gallina degollada..

Uno de los detalles principales por los cuales creo que la novela gana mucho es porque el mal está siempre presente, pero de manera impersonal, tanto en lo real como en lo sobrenatural. Viven bajo un régimen dictatorial y luego bajo una junta militar, pero el poder no está personificado, encarnado en un personaje específico; y luego, en los rituales, no invocan a un demonio, sino a la maldad misma, una masa oscura que invade el recinto y que tiene su propio lugar, lleno de cadáveres y con la calidez de un aliento fétido, como si ese infierno fuese la boca de un monstruo inconmensurable. La Orden es, además, poderosa e influyente, pero no menos que las familias más adineradas de cualquier país y el secreto de sus sesiones, la persecución de sus objetivos y su genealogía, también logran reforzar una trama plagada de Oscuridad, pero también de Amor. La historia se dispara con el deseo de Juan de salvar a su hijo de un destino nefasto, sabe que tiene que sacrificarse y sabe también que debe lastimar a su hijo para salvarlo. Es posible que se gane su odio, que le reclame luego el haber guardado tantos secretos sobre su vida y la de su madre, pero aunque deba enfrentarse a la rabia de Gaspar, su padre desea, más que nada, que él sí tenga la oportunidad de una vida normal, alejado de la Orden y de la Oscuridad. Por eso, tomé prestado el título de una novela de Amos Oz para el título de este post, porque en ese duro sacrificio, Juan, el padre enfermo, desmejorado mentalmente y violento, demuestra un acto de amor.

Ha sido uno de los libros más leídos en estos meses de encierro y por eso agunos la han llamado la novela de la pandemia; ya veo por qué. Estamos ante una verdadera rareza porque, por lo general, no abunda el terror bien hecho en el mercado editorial de hoy y creo que Nuestra parte de noche es una novela que puede gustar a los fanáticos de Stephen King, de Clive Barker, a los que disfrutan de Stranger things o de películas como The witch o The conjuring, pero también a quienes, como yo, no leen el género con tanta asiduidad y prefieren normalmente autores y libros más Literarios. Aunque definitivamente volvería a leer esta novela, ahora quiero descubrir los cuentos de Mariana Enriquez y perseguir - en librerías o en el Bibliometro - Las cosas que perdimos en el fuego y Los peligros de fumar en la cama, para ver si consigo ratificar este exitoso primer encuentro con la escritora argentina y con una de mis lecturas favoritas de lo que va de año.

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