Salió del centro comercial sintiéndose la persona más feliz del mundo, ya tenía en sus manos su objeto más deseado. El juego de ordenador que llevaba meses esperando, fue a comprarlo justo el mismo día de su lanzamiento. Compró provisiones de comida para todo el fin de semana, solo deseaba pasarlo jugando sin saber nada de nadie, cogió su coche y corrió hacia su casa, lo único que hizo nada más llegar fue poner el videojuego, ni siquiera se acordó de meter la comida en la nevera.
Era un autentico geek, un fanático de los videojuegos, su vida social la limitaba a lo más básico, no necesitaba a nadie para satisfacer todas sus necesidades, su enganche era tal que ni se acordaba de comer, ducharse o dormir.
Lo tentaron con salir de fiesta e incluso con sexo, pero para él, jugar era su prioridad y lo más placentero que podía obtener en el fín de semana, así que es lo que hizo hasta casi echar sangre por los ojos. De vez en cuando paraba cinco minutos para hacer sus necesidades y picar algo de comida basura, no se le pasó por la cabeza cocinar en ningún momento, para él eso ahora suponía una pérdida de tiempo muy valioso.
Se sentía un incomprendido ante sus amigos y familiares, nadie podía entender su fanatismo por los videojuegos. Cuando empezaba una partida todos sus sentidos estaban al cien por cien pendientes al televisor, se introducía en un mundo de fantasía de el que le costaba salir y cuando lo hacía lo inundaba la tristeza, su vida virtual era más placentera que su vida real.
En la cornisa de su ventana había algo que llevaba horas llamándole la atención, estaba ahí inmóvil y de vez en cuando en su superficie metálica se reflejaban las luces del videojuego. Miraba una milésima de segundo qué era lo que perturbaba su partida pero no le daba mayor importancia y se volvía a introducir en su mundo mágico. Cada vez le deslumbraba los ojos con mayor frecuencia e intensidad hasta que una de las veces en las que paró para ir al baño decidió, de camino, quitar aquello que lo estaba molestando, el plan de ese fin de semana era eliminar todas las distracciones que lo alejaran de su “otra vida”. Pero, al verlo, en vez de quitarlo decidió cogerlo entre sus manos, lo atrajo con tal intensidad que se lo quiso llevar consigo mientras continuaba jugando al ordenador.
Sergio continuó su rutina, pero había algo que no le dejaba seguir dentro de su mundo virtual, había algo que lo tenía alterado, no podía parar de tocar aquel extraño objeto sobre el que no conocía su procedencia, aunque no le dio demasiada importancia, pensó que sería del vecino de arriba, se le habría caído por la ventana.
Pasada una hora se provocó un fuerte destello en la habitación, de repente se iluminó todo aquel oscuro espacio preparado para el videojuego y Sergio experimentó un sobresalto, pensó que procedía de la televisión que se había sobrecalentado de tantas horas encendida pero no fue así, desapareció la fuerte luz y a su lado apareció una muñeca sexual de tamaño real, era perfecta, casi humana.
- ¡Jooooooooder!!! ¿Qué coño hace esto aquí?, gritó Sergio, asustado, sorprendido, nervioso, cohibido, excitado y atraído por aquella hermosa criatura.
Siempre había deseado tener una de esas muñecas, pensaba que era sexo seguro y con quien no tener que mantener una conversación, eso le permitía poder seguir jugando el máximo de horas posibles con el ordenador. Se sintió tan atraído por la muñeca pelirroja que se bajó los pantalones y para no perder mucho su tiempo se sacó la polla y se la empezó a meter de forma directa y sin contemplaciones, de forma rápida y efectiva, solo buscando el orgasmo rápido para luego continuar con lo suyo.
En apenas tres tristes minutos eyaculó dentro de la muñeca, llegado ese momento se vio un fuerte destello de luz y se escuchó…
- Ciudadano de la Tierra, gracias por su donación, hemos intentado satisfacer todas sus fantasías sexuales, su colaboración será de mucha utilidad para el futuro de nuestro planeta, esperamos que haya disfrutado plenamente.
La muñeca sexual desapareció, de nuevo apareció el pequeño dispositivo metálico que se elevó y salió volando por la ventana de Sergio, éste se quedó sorprendido por un instante, pero al momento ya estaba pensando de nuevo en su videojuego, estaba ansioso por continuar y feliz al mismo tiempo ya que por fin había usado una muñeca sexual, pero en ese momento y a pesar de los extraño de los hechos lo único que deseaba era su autosatisfacción, la cual solo conseguía mediante la evasión a su mundo virtual.
Para leer más:
Capítulo 1
Capítulo 2
Capítulo 3
Capítulo 4
Capítulo 5
Capítulo 6