El Guerrero Jaguar - El lobo, la sombra y el halcón, parte 1

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Teme a quien te teme, aunque él sea una mosca y tú un elefante. Muslih-Ud-Din Saadi


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oris estaba disfrutando con el descontrol que les causaba los besos de su vecina. Se llamaba Paty, era sumamente bella con su cabello rubio y sus ojos verdes claro, una figura que quitaba el aliento, además de unos labios carnosos, podía considerarse la cúspide de las mujeres. Tenía unos 20 años, era mayor que él, pero eso no le impidió conquistarla.Desde hacía un año ella le había estado enviando señales, por unos meses estuvo como loco, siempre a las cinco de la tarde se paraba en el blanco y miraba casas abajo, la encontraba haciendo topless. Aquello le hizo hervir bastante la sangre, sabía que lo volvía un voyerista. Paty vivía sola, así que cuando estableció contacto con ella un día en el autobús, no duró mucho para desviar la conversación a terrenos más calientes, en pocas horas se encontraron los dos enzarzados en la casa solitaria.

Nunca le preguntó si tenía fascinación por los menores, bastaba con los besos deliciosos que le propinaba, así como otras recompensas más adultas. Atribuyó lo sucedido a su suerte, tampoco los encuentros terminaron. Él la buscaba cuando se sentía solo y ella nunca le reclamaba sus ausencias, con el tiempo se volvió la amante ideal. Paty no fue la primera mujer de Boris, pero sí le enseñó muchas cosas sobre el intercambio sexual, porque lo veía de esa manera tan filosófica lo que tenia con la chica, una retroalimentacion de conocimiento sexuales.

Boris estaba embargado del placer que había sido sometido, acariciaba con placer los muslos de la chica, se maravillaba del color blanco de Paty. Sin embargo, su mente se veía fastidiaba por otro tipo de pensamientos.



-¡Sabes deberías buscarme más amorcito!- decía Paty llenando de besos a Boris, -¡Seguro tienes a otras muchachitas por allí, cada vez que estás conmigo traes métodos nuevos!- se reía y mordía el lóbulo de Boris. -¡Ya casi me quedo atrás!- exclamó sin mostrar enfado.

-¿Ahora soy malvado por aprender para ti?- expusó Boris de modo picaron, sus dedos fueron saltando por las carnosas piernas de la mujer, -Todo lo hago para el placer tuyo, no mío.

No supo porque, pero se encontró mirando el techo. Demasiadas cosas extrañas estaban pasando para sacárselo tan rápido con una revolcada de la tarde.

-¡Sigues con tus pensamientos conspirativos!- musitó Paty, guiaba los dedos de su amante a la zona de más placer. -¿Otra vez tu amigo, amorcito?- dijo.

Boris asintió, esa mujer la conocía muy bien. No solo tenían relaciones sexuales, también de vez en cuando le contaba cosas concernientes a su vida.

-Ya te dije por Messenger, lo encontraron herido. Claro, las dos chicas también lo estaban, pero como que se ensañaron con él. Según las chicas fue una mujer…- Se quedó un rato callado -En serio, es muy raro.

-Yo no lo veo raro, seguro fue una loca. Tienes razón con lo que dices de la abertura en la pared, si es extraño. Aun así, yo tu no me preocuparía por eso, son cosas de ellos- argumentó Paty y enredó sus piernas alrededor de Boris.

-Si… pero- suspiró. -Rony no cuenta mucho de ellos tampoco. Lo conozco, pareciera que planea una especie de venganza, en sus ojos se le ve- volvió a suspirar, mientras se llevaba las manos a los cabellos.



-¡Uy no! Estás demasiado mariposon- replicó Paty y soltó a Boris haciéndose la enfadada.

Reflexionó un poco, la razón estaba con ella.

-Cierto, cierto bebé- se disculpó, -estoy demasiado gay- dijo riendo un poco e inició el recorrido de sus dedos por los muslos de Paty.

-¡Me encanta cuando te enciendes!- clamó Paty se lanzó sobre él.

Dos horas después, Boris subía las escaleras, dirigiéndose a su hogar. Se sentía relajado y menos tenso referente a los últimos sucesos que giraban en torno a Rony.

Él vivía en un barrio, donde la mayoría de las viviendas estaban construidas en una colina de inclinación considerable. Como todas las construcciones venezolanas, no se sabía por dónde comenzaba una casa y donde terminaba la otra, era una arquitectura peculiar, muchas contaban con techos de concreto y otras de zinc.

Deambulaba una zona sola, pero era un buen atajo para llegar rápido. Boris divisó a un viejo sentado en las escaleras, se veía tan famélico y descuidado. Detalló que respiraba como si estuviera en su lecho de muerte. Estaba sucio, casi ennegrecido por la mugre que cubría su rostro, como sus brazos desnudos. Tenía una mirada ida y mostraba una desesperanza profunda.

Miró el corredor, no había más nadie allí, lo acompañaban los envoltorios de chucherías regados por los escalones, muy característicos en sitios así. Se detuvo antes llegar ante el anciano, parecía embargarlo dudas referentes al vejestorio, aunque no le miraba, sentía que si lo hacía. Caminó unos cuantos metros, cuando pasó al lado del señor, este audazmente le sujetó la muñeca. No pensó que aquel hombre decrépito tuviera tanta fuerza, quiso zafarse, pero el viejo era tenaz.



-¡Necesito un favor amigo!- dijo el anciano con un tono sin fuerza, casi arenoso de esos que antaño fueron locutores. -¿Me podrias ayudar amigo?- preguntó sin dirigirle la vista.

Estaba aterrado, no pudo decir un si, solo asintió a la expectativa de lo que le pediría el viejo. En su mente se formaron algunas posibles opciones: primero un favor sexual, segundo comprar cigarrillos y tercero comprarle drogas.

-¿Eres amigo de Rony?- le interrogó el anciano. -¿No? ¿conoces a Rony Galeon?

Su mente estaba en corto circuito, por lo que asintió asombrado de la pregunta. Intentó preguntar de dónde conocía a su amigo, sin embargo, las palabras no surgían de sus labios.

-¡No me mientas!- exclamó airoso y severo, en ese instante aflojó un poco el apretón. -¡Bueno si te he visto con él!, es cierto- añadió con una expresión de dolor, seguramente en su condición le costaba recordar las cosas. -Necesito que lo cuides- expresó despacio.

Eso le dio una vuelta a las cosas, no pudo evitar lanzar una mirada obvia al desconocido, era como si le dijeran que el venero de ratón no se podía comer.

-Quisiera decirle tantas cosas a ese muchacho, pero en mi estado causaría muchos problemas, sería una carga… balbuceó el anciano, el rostro estaba cubierto de sudor. -Por eso tomé esta decisión, tú serás su apoyo- tomó aire, al parecer le costaba hablar. -Serás su ayuda en los momentos más difíciles…- el rostro del anciano se tornó pálido y vomitó varias veces sin soltar a Boris.

El olor a vómito asaltó los sentidos de Boris, tanto así, que sintió las ganas de vomitar también.

-¡Te entrego mi tesoro y mi ruina!- exclamó con emociones encontradas en el rostro, como si no quisiera entregarlo. -Esperando que hagas un mejor uso del que yo le di- expusó y cayó al suelo temblando, Boris nunca observó algo significativo.

No espero un minuto más, libre corrió escaleras arriba, sin pensar siquiera que el anciano necesitaba ayuda, o si empezaba a convulsionar. Llegando a su casa pasó la llave con rapidez, entró a la casa y no paró hasta encontrarse mirando al espejo del baño. Detalló su rostro barbudo unos segundos antes de echar los restos de comida que pudiera tener en el estómago en el lavamanos.


Estando en esa labor sintió que algo caía al suelo. En el instante que se hubo calmado echó una ojeada al objeto, era un collar. Poseía un color negro, casi como si estuviera hecho de ébano, asimismo tenía un dije con forma de lobo y unas runas similares a los de juegos online, el nombre de la civilización se le escurría de la mente. Además, los signos estaban grabados alrededor del dije.

-¡Qué demonios!- prorrumpió Boris impresionado.

De inmediato halló enlace con el viejo. ¿Cuándo se lo había introducido en la ropa?, tocó el collar como si fuera algo peligroso. Había tantas preguntas yendo en todas direcciones en su cabeza ¿A qué se refería con cuidar a Rony?, ¿donde le conocía?, ¿qué era ese collar tan raro? y sobre todo ¿Quien carajos era ese señor? Anduvo sin rumbo fijo por la habitación, pensaba que hacer y nada acudia a su mente. La ansiedad devoraba su bienestar. Quería volver con Paty, no obstante se lo impidió la perspectiva de encontrarse con el viejo. ¡Estaba atrapado en su propio hogar!



 

 

El siguiente capítulo será publicado el sábado que viene


 

 

 

Entregas anteriores


 

1.Prefacio 2. La primera transformación parte 1
3. La primera transformación parte 2 4. La primera transformación parte 3
5. La primera transformación parte 4 6. La primera transformación parte 5
7. La primera transformación parte 6 8. ¡Ser o no ser héroe!, parte 1
9. ¡Ser o no ser héroe!, parte 2 10. ¡Ser o no ser héroe!, parte 3
11. ¡Ser o no ser héroe!, parte 4 12. ¡Ser o no ser héroe!, parte 5

Fuente
Imágenes editadas con Canvas y Picsart. Las fotos con sus respectivas fuentes y el separador hecho en Illustrator y Photoshop


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