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Pasamos mucho tiempo planeando nuestra vida y olvidamos vivir.
Existe una gran diferencia entre planes y sueños; cuando haces planes deben ser precisos todo debe salir como en un principio se planeó, si no es así puede haber lamentos y arrepentimientos. Cuando tienes sueños, sabes que quieres llegar a un punto pero no necesariamente debes seguir un camino pre-diseñado por ti solo quieres llegar a él. ¿No te ha pasado que terminas disfrutando más de algo inesperado? No pensaste en nada y fue una gran experiencia. Pues ese es el punto, cuando planeamos tenemos expectativas de lo que va a suceder y muchas veces no pueden cumplirse todas y terminamos decepcionados. Pero cuando dejamos que la vida nos sorprenda realmente lo hace, si comienzas vació sin pensamientos, sin expectativas puedes llegar a quedar tan lleno.
El mejor ejemplo es un hijo, todas las parejas en medio de una relación colocan un tiempo estimado para tener un bebe, pero a medida que pasa el periodo esta fecha se va moviendo por diversos motivos; como no tener la estabilidad planeada para ese momento, no contar con la base económica como quisieran y al final deciden prolongarlo, jamás encuentran el momento indicado. Pero cuando llega sin esperarlo como una sorpresa, aunque al principio pueda preocupar al pasar del tiempo se darán cuenta que fue en el momento preciso. Y aunque fue inesperado termina siendo muy amado.
La vida es un conjunto de experiencias únicas, no te contengas de vivir tantas aventuras que ni te imaginas por un plan específico. Déjate llevar por el buen rumbo y te sorprenderás.