y el reflejo al espejo calmó
con libre albedrío
para dedicarte este canto.
Me siento afortunado de intentarlo
ya han pasado los años
y la cabellera pinta unas canas
digamos algo cansados de tanta espera.
Hoy a mi espalda le urge
las caricias de unas palmas
y a mi oído palabras qué alma sanen.
y el tiempo de Dios
es extremadamente perfecto,
y ya está vez no habrá pretexto
de que el verso melancólico
ante tus ojos se presente
y aunque de barba larga
verás que contigo el verbo
se conjuga con bonita premura.


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