le dedicó esta querella
en mis letras la sumatoria
de mis perpetuas,
le llevaré el café
de las mañanas
y por las tardes
unas rosas para que está
le sean amenas,
le diré que
mucho la pienso
y que mis manos
quisieran ser el viento
para sentirla
suave y sereno.
le dedicó la vida entera
la luna llena
y el lucero travieso,
sabré entender
su querer y de su mirada
el guardián seré,
veré la belleza
más allá de sus 40
y por cada cana
un poema por ésos
hilos de plata.
un espacio me diera
le dedicaré
mis noches enteras
y si mal se sintiera,
una manzanilla
para que se sienta
como princesa.
que no tarde
en tocar la puerta
pues mis brazos
para ella estarán
abiertos en una mezcla
de amor con pasión eterna.
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