#juegos-electrodo | Los Picapiedras

Cultura Popular

La cultura popular se define como la manifestación de diferentes culturas, entre ellas encontramos la música, literatura, el arte, la danza, entre otras. La cultura popular se vincula básicamente con el folklore de un pueblo, éstas varían de acuerdo a cada región.

Cuando leí la propuesta para #juegos-electrodo me remonté a mis tiempos como estudiante y dije para mis adentros: "este concurso será fabuloso."

Uno de las cátedras más llamativas en mis tiempos universitarios, era la de oralidad. Explicaba una de las profesoras que la oralidad es esa conjugación entre lo inmediato y lo mediato, entre la memoria ancestral y la no memoria. Para mí, lo más hermoso de la oralidad es el hecho de ser un acto dirigido de un humano a otro u otros, ese acto donde las palabras se convierten en historias, viajando de generación en generación, esas que no se pierde ni con el tiempo porque las palabras habladas representan expresión de una vivencia.

No sé si han tenido la oportunidad de escuchar a un cuentero o a una cuentera, esa persona que a través de su oralidad te atrapa con una historias y donde ese sonido naciente de viva voz se vuelve trascendente. Ese cuentero o cuentera posee una voz tan poderosas, que su fuerza se ha llegado a relacionar con lo sagrado ya que, mantiene activa la cultura popular. Si han visto el programa de Valentina Quintero “Dos de viaje” sabrán de qué les hablo.

Para entrar de lleno en el concurso #juegos-electrodo, les cuento la historia narrada por la Sra Gladys Martínez. Ella nació en Boconó Estado Trujillo pero desde muy jovencita llegó a una zona popular al sur-oeste de Caracas. Según la señora Gladys en la época cuando llegó a la zona estaba muy poco poblada, eran tierras pertenecientes según la historia, a la familia del prócer venezolano, Guzmán Blanco.

El espacio habitado por la familia de la señora Gladys junto a otros conocidos, eran terrenos llenos de inmensas rocas , construir allí, era un verdadero desafío. Cada espacio explorado era más difícil que otro porque además de las piedras no contaban con maquinarias para remover las rocas por lo tanto, tocaba hacerlo con picos, palas, chícoras, cinceles, martillos, mandarrias y hasta palancas improvisadas. Cuenta la señora Gladys que para ellos, los obstáculos no eran los que les impedía seguir con el sueño de construir una vivienda para su familia, para ese entonces ya tenía cuatro hijos, en total parió catorce muchachitos.

Sus hijos eran su principal motivo de lucha y la de su esposo. Entre los pocos vecinos, se ayudaban, todos eran de familias numerosas por lo tanto luchaban unidos por el mismo sueño. Cada vez que al señor Pedro, esposo de la Sra. Gladys se le acercaba algún vecino desconsolado o afligido, a punto de darse por vencido, éste le decía: “pique piedras hijo, no se rinda, pique piedras”, y así llegaban uno y otro, el señor Ramón ya levantaba algunas columnas, los vecinos, asombrados se le acercaban y buscaban apoyo, el Sr. Pedro sólo decía “piquen piedras hijos, no se rindan, piquen piedras.

La señora Gladys muerta de la risa y evocando sentimientos profundos de los momentos de su vida pasada, seguía contando las hazañas de su esposo Pedro, a quien según ella, no hubo una roca que pudiera más que él. Piedra que encontraba en el camino, piedra que era destruida con la fuerza bruta y con ayuda de su mandarria.

La voz temblorosa de la Sra. Gladys estaba allí para contarnos a quienes las escuchábamos, estaba allí para decirnos, para responder nuestras preguntas, para hacernos sus cómplices y ayudarla a reconstruir a través de las palabras pronunciadas, el hilo de su memoria, la señora Gladys estaba allí con su voz quebrantada, con palabras pronunciadas que marcaban, palabras que trascendían, esas que se marchan con el viento pero las que pronto regresan. Eran contagiosas sus risas pícaras, ellas se sumaban al ritmo de las palabras.

Concluyó su historia contando que su esposo construyó la primera vivienda de tres plantas, con fundaciones sólidas y profundas. La fachada de su casa la cubrió de piedras. Fundó el barrio el cual lleva por nombre “Los Picapiedras”, hoy día existe un estadio de béisbol menor que lleva el mismo nombre "Los Picapiedras" y en algún tiempo hubo bodegas y abasto. Y como cosa curiosa con la que culminó muerta de risa la señora Gladys fue haciendo alusión a la siguiente frase: “El Barrio Los Picapiedras fue fundada por Pedro” Pedro, Picapiedras ¿les recuerda algo?

Valora siempre a ese cuentero o cuentera que convive contigo en cualquier zona. Siéntate con él o ella, palpa su cercanía y el olor a su tierra mojada. La cultura popular nos da la libertad de acercarnos al otro. Estimula el gusto por jugar, divertirse, por educar, instruir, percibir el aire de las montañas, el olor de las cuevas, la frescura de las flores, la cría de algún animal. Estimula para reconstruir la historia de un pueblo…

¡Gracias @electrodo por traer este hermoso concurso que nos permite rescatar nuestra cultura popular, mejor experiencia, imposible!


Las imágenes son cortesía de Pixabay y esta publicación es mi participación para el 3er concurso de #juegos-electrodo.



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